A primeros del año pasado, acabándose de cocer la preparación de Pathfinder, tuve que ir por trabajo a Sevilla
e hice por coincidir con Luis F. Tadeus Norske en un pub de Triana. Fue una
velada muy agradable con la gente de su grupo de rol, y al acabar Luis me
preguntó si le podía dar traducciones para hacer porque se había quedado en paro. Le dije que sí, y le
encargué una pequeña pieza de una veintena de páginas para que fuera cogiendo
el tranquillo al estilo de traducción, sabiendo como sabía que había hecho
varias traducciones libres de material de Pathfinder
y era un fan del juego. Después, y hacia el mes de febrero de este año, le
asigné la Guía del jugador avanzada,
un libro de enjundia y más de 300
páginas, para que estuviera listo sobre el verano. Una de las pocas normas que
impongo a los traductores es que, cuando tienen libro, me informen cada lunes
de por dónde van, y qué problemas les han surgido, pero tampoco me suelo poner muy
pesado si no lo hacen con regularidad. Hacia junio caí en que hacía semanas que
no veía informes suyos y le envié un Email. Pasaron varias semanas sin
contestación y, alarmado, busqué su teléfono y le llamé. Me dijo, para mi
sorpresa, que llevaba los tres primeros capítulos hechos (un tercio del libro)
pero como quiera que Devir no se daba mucha prisa en pagarle la traducción (de
la veintena de páginas) él se estaba tomando con calma lo de la Guía. Le puse en contacto de inmediato
con Xavi Garriga (el editor jefe) para que le solucionara el asunto de
inmediato, porque ya empezábamos a ir mal de tiempo. Tras hablar Xavi con él
todo pareció volver a la normalidad, pero tras varias semanas más sin informes,
acabé enviándole un Email exigiéndole la entrega del material traducido hasta
la fecha, y una fecha de término del resto. Tras dos o tres semanas más de
silencio, anteayer recibí un E-mail suyo en el que dimitía como traductor,
alegando problemas personales (que no entraré a discutir), informándome de que
el material traducido se lo guardaba para uso personal (es decir, que no
pensaba entregarlo), y exigiendo que no se le volviera a contactar sobre este
asunto.
Sinceramente, no doy crédito.
Es evidente que, no habiendo contrato escrito alguno entre Devir y
él, puede hacer lo que dice y no infringe ninguna ley pero, aparte dejar con el
culo al aire la línea (porque la Guía
es un libro muy necesario), y a sus compañeros traductores (que ahora habrán de
empezar la Guía de cero), ¿cómo queda él como profesional? Desde el año 2000 en que Devir
empezó a publicar juegos de rol han estado a mis órdenes unos cuantos traductores, algunos de
los cuales no se han sentido cómodos, o con lo que Devir pagaba, o a lo mejor en
cómo dirigía yo las traducciones, que han decidido dejarlo y punto, pero no dejando un libro de esta importancia más colgado que una lámpara. También ha ocurrido que alguien ha tenido un problema serio a mitad de un libro, me lo ha comunicado y hemos buscado la forma de solventar el problema.
Y lo peor es que no es la primera vez que me
pasa que confío en una persona para traducir un libro y ésta acaba haciendo una
espantá digna del mejor Curro Romero
(diestro sevillano, por cierto). Podría rajar y mucho, pero no creo que sirva para
nada. La mayoría de traductores que he tenido el orgullo de dirigir son
personas responsables, que cumplen los plazos, y que si bien tienen problemas
como todo hijo de vecino, procuran que ello afecte lo menos posible a su labor.
No es este el caso que nos ocupa, y sólo me queda pedir disculpas a los
aficionados de Pathfinder porque este
affaire ya ha afectado al esquema de
publicación, si bien intentaremos recuperar el tiempo perdido.
Luis, cuando leas esto (que lo leerás), que sepas que no te guardo rencor. En todo caso te deseo suerte porque, con esta forma de ser, la vas a necesitar.